sábado, 8 de mayo de 2010

Con María, construyamos una patria para todos.

En el día de hoy, como Iglesia, nos mostramos presentes en la fiesta de la Virgen y en las vísperas del Bicentenario patrio.
Por ser religiosos no dejamos de ser ciudadanos. Por eso es que hoy rezamos juntos, no sólo con los que creen en el mismo Dios y tienen nuestra misma fe, sino con todos aquellos que comparten nuestro suelo argentino y, soñando un país mejor, se sienten Nación al lado nuestro.
Les queremos dejar dos textos muy buenos para pensar la fe desde un sentir ciudadano: el primero del rabino Sergio Bergman, fragmento de su libro "Argentina Ciudadana", el segundo de la homilía que hoy nos regaló nuestro padre obispo en la casa de María en Luján. También te dejamos una canción a la Virgen en su día para que recemos, como es nuestra costumbre, con el canto.

"...No tenemos que volver a empezar. Se trata de retomar el camino, afirmando los valores fundantes de la Nación. Y convocarnos a explicitar los mandatos básicos que deseamos acordar-como pacto social entre ciudadanos- antes de encomendar a nuestros representantes, con función y cargo, la tarea de implementarlos. Hacer votos entre quienes, reunidos y no sólo congregados en un mismo territorio, estamos dispuestos a velar por un contrato moral, simétrico de derechos y obligaciones recíprocos a partir del cual los ciudadanos en comunidad como el estado en su administración desplieguen en acción la visión compartida de los valores de nuestra Constitución...

Afirmemos entonces una segunda república posible para el Bicentenario. Celebremos que comenzamos en 1810 afirmando el justo clamor de que el pueblo quiere saber de qué se trata. 200 años después ya lo sabemos. Tenemos el diagnóstico certero. pero aún no encontramos el camino para una realización consolidada. El proyecto que realiza la promesa es una Argentina Ciudadana. Nuestro Bicentenario será para nuestra independencia, iniciada en la revolución de Mayo de 1810, pero que adquiere forma de independencia en 1816. Proclamemos entonces que nuestro Bicentenario será en el 2016, cuando iniciando la reflexión festiva en un par de años, lleguemos una vez más desde cada confín de la república a expresar con delegación en la acción, con compromiso cívico, con cogestión, con nuestros funcionarios y con una nueva mística de hacer política, la oportunidad de retomar el camino de la primera república. Una primera república que hemos abandonado y que asumimos retomar en una nueva etapa refundacional que no espera liderazgos mesiánicos sino responsabilidades compartidas. Que hagan real lo mesiánico en nuestros tiempos y en nuestros días. Para que podamos proclamar con orgullo y dedicado amor la independencia de las provincias unidas del sur, en una nueva república representativa, federal, democrática, plural, justa y amorosamente unida. Para poder independizar a la Argentina de los argentinos, liberando todo nuestro potencial. Para que como Argentina Ciudadana haga un nuevo texto, un mejor contexto y no tengamos ya más el pretexto de sabotearnos otra vez. Argentina Ciudadana es la tarea sagrada de escribir nuestras vidas como letra y espíritu de la misma palabra revelada que se hace Biblia en la ley y alma en el amor a la Nación."



"Aquí en Luján hubo un gesto de la Virgen y nos hace bien recordarlo: en 1630 una pequeña imagen de la Pura y Limpia Concepción, se quedó. Iba a otra parte la caravana, la Virgen provocó la parada.

Desde ese momento en este lugar hubo visitas, peregrinaciones, encuentros con la Virgen. Desde ese momento la Patria tuvo madre. La imagen, al principio, estaba en una taperita, después una iglesia... y hoy la Basílica tan linda y tan cuidada.

Aquí aprendimos a detenernos y recibir vida. Aquí junto a la Madre de Jesús venimos a descansar, a confiarle la vida de otros, la vida que muchos fueron cargando en la peregrinación, en el silencio y la oración por el camino. Aquí el pueblo sencillo y creyente de nuestra patria fue creciendo también en algo tan característico del lugar: la solidaridad y la fraternidad. Y con este modo simple, de encuentro y silencio armó nuestra Madre el santuario: esta es la Casa de los argentinos. La Patria, aquí, creció con la Virgen; la Patria aquí tiene a su madre.

¡En esta su Casa de Luján cuántos vinieron a recibir la fe en el bautismo, a cumplirle promesas o a confiarle su necesidad, sus dolores o sus problemas! Por el templo anterior a esta Basílica, cuando la Patria empezaba, pasaron San Martín y Belgrano al principio y al final de sus campañas. Pasaron ellos, como muchos, en medio de la gloria, y cuando quedaron solos y olvidados, le confiaron su tristeza. Sabían que la Patria tenía Madre.

Hoy es su fiesta, al celebrarla a Ella que recoge las visitas y las oraciones de los hijos, le pedimos aprender a ser como el Negro Manuel, silenciosos observadores de la vida y el camino de esta Patria, y a rezar por ella con la fidelidad del pueblo que intuye esta presencia de madre y por eso confía. Somos parte de esta historia del milagro que continúa y se sigue escribiendo. A ella también le pedimos la gracia de saber trabajar por la Patria, hacerla crecer en la paz y concordia que nos da el sentirnos hermanos, desterrando todo odio y rencor entre nosotros.

En este lugar tan santo, lleno de fe y esperanza, pedimos hoy a la Madre que cuide a nuestra Patria. En particular a aquellos que son los más olvidados, pero que saben que aquí siempre hay lugar para ellos. Así fue desde el principio: la Virgen cuidó desde muy adentro del corazón a esta Patria, comenzando desde los más pobres, los que para los suficientes no cuentan... pero aquí sí que son tenidos en cuenta. Por ello a los hijos de la Virgen de estas tierras nunca les falta la protección de nuestra Madre.

En Luján hay un signo para nuestra Patria: todos tienen lugar, todos comparten la esperanza y todos son reconocidos hijos. Hoy vinimos a rezar en esta fiesta de la Virgen, en este año Bicentenario, porque aquí crecimos y aquí nuestra Patria siempre tuvo una bendición, porque tiene una madre. No tenemos derecho a aguacharnos, a bajar los brazos llevados por la desesperanza. Recuperemos la memoria de esta Patria que tiene madre, recuperemos la memoria de nuestra Madre. Miremos a la Virgen y pidámosle que no nos suelte de su mano. Gracias Madre por quedarte con nosotros."



Y hoy más que nunca, rezá por nuestro pueblo, tu pueblo argentino. Son muchos los hermanos que necesitan sentir que no están solos.
¡¡Un abrazo!!

Grupo Discípulos